Discurso de Rogelio Pérez Bustamante, en el Congreso Fundacional de Volt Europa en España el 18 de noviembre de 2018.
Catedrático Jean Monnet ad personam
Catedrático de Historia del Derecho
Celebramos en Madrid el Congreso Fundacional de Volt España constituida como una parte de Volt Europa.
Volt Europa acaba de nacer en Ámsterdam como partido paneuropeo, es decir, como un partido que estará presente en todos los Estados miembros de la Unión Europea, con el mismo nombre y las misma ideas. Hace 70 años, en 1948 nacía también en los Países Bajos, en la Haya, un gran proyecto de Europa, el gran Congreso de la Haya, presidido por Winston Churchill en el que se aprobó un mensaje a los europeos, y del que surgió el Consejo de Europa y la Carta de Derechos Humanos de 1950. En aquel año se producía la Declaración fundacional de la Unión Europea. Nacemos ahora, en 2018, Volt Europa, una nueva iniciativa europea constituida como un partido político que tiene las mismas siglas y el mismo programa para toda Europa.
Se ha dicho siempre que la construcción europea ha sido la más exitosa de los procesos de integración que se han gestado en el mundo contemporáneo. Hasta ahora la Unión Europea se viene construyendo desde los partidos nacionales. No tenemos nada que opinar sobre los partidos nacionales, que desempeñan una importante misión en nuestros Estados Europeos, pero pensamos que no tardará mucho tiempo en llegar que los partidos europeos no sean representados por elecciones nacionales, sino por elecciones convocadas al mismo tiempo en una sola circunscripción territorial que abarque toda Europa. Pensamos en un futuro en el que el Presidente de Europa sea elegido por todos los ciudadanos europeos. Pensamos en un futuro en el que los partidos que se presenten a las elecciones europeas sean como nosotros, un partido con las mismas siglas, en todos los países europeos y con el mismo programa para toda Europa. En Volt Europa, españoles, italianos, suecos, polacos, griegos, alemanes, portugueses, franceses… todos figuraremos como ciudadanos europeos.
Se pensará que esto es un sueño, pero no es así. Tenemos un ejemplo claro, el Parlamento Europeo nació como una representación de miembros de los Parlamentos Nacionales hasta que en 1979 se efectuaron elecciones por sufragio universal. Esto era lógico y ello permitió no solo que hubiera una representación democrática sino que de la misma institución tomase fuerza y se convirtiese finalmente en lo que no era y ahora es ante todo, una instancia legislativa.
Ciertamente, la democracia depende precisamente de la representación de los ciudadanos en partidos políticos. Como decía Sartori es el pueblo soberano el que opina y son los políticos los que deben dar las soluciones a los problemas que tiene la gente. Sin embargo, entendemos que se puede decir algo sobre una construcción europea que se fundamenta en la representación de los partidos políticos nacionales y que se pueden ofrecer soluciones verdaderamente más representativas del propio espacio europeo. Nosotros creemos en el espacio europeo, nosotros creemos en la ciudadanía europea.
Y es por esto por lo que entendemos que ha llegado el momento de que se construyan partidos paneuropeos. Es decir, partidos que tengan las mismas ideas, en todos los países de Europa y que sean capaces de defenderla porque su representación sea verdaderamente efectiva y no admita fisuras geográficas o geopolíticas.
Las grandes ideas nunca fueron localistas. Las grandes ideas han sido y son universales. Las ideas que están en los proyectos e incluso en los Tratados de la Unión Europea son universales. Si ustedes van al Tratado actual de la Unión Europea no encuentran más que ideas universales, como son: la adhesión a los principios de libertad, democracia, respeto de los Derechos Humanos y de las libertades fundamentales, adhesión a los derechos sociales, solidaridad entre los pueblos, dentro del respeto de su historia, su cultura y sus tradiciones, defensa del funcionamiento democrático de las instituciones, promoción del progreso social y económico, primacía del principio de desarrollo sostenible, ciudadanía común y libre circulación.
Volt asume estas mismas ideas, como objetivo en la Declaración fundacional de Ámsterdam de 28 de octubre de 2018. Volt defiende las misma ideas universales, la seguridad, el crecimiento, la sostenibilidad, la justicia, la defensa del poder de la ciudadanía y el fortalecimiento de la democracia y aquellos principios universales los llevan a un programa concreto para construir una sociedad más justa y sostenible, para eliminar las barreras, fortalecer la democracia con la educación, incrementar la seguridad y la responsabilidad, aumentar la transparencia, detener la corrupción, facilitar el acceso a la oportunidades, crear empleos, canalizar fondos para regiones en riesgo, impulsar el espíritu empresarial, proteger la dignidad y la seguridad de los trabajadores, aumentar la alfabetización digital, apoyar la agricultura sostenible, gestionar convenientemente los flujos migratorios, proteger a los necesitados, hacer las viviendas asequibles.
En una palabra, Volt se plantea como objetivo principal la lucha por la justicia y la igualdad. Les invito a leer la declaración de Ámsterdam.
Pero hay algo más, Volt es un programa para Europa, es un programa para toda Europa. Es el mismo programa para España, para Italia, para Polonia, para Alemania, para Suecia, o para Grecia. Nosotros somos Europa. Nosotros no somos partidos nacionales, no buscamos soluciones pensando en la escala nacional, regional o en la local. Nosotros solo pensamos en Europa. Europa no es una palabra, Europa es un destino, es nuestro único destino o si quieren ustedes, es el único destino posible. En una de las entrevistas de Helmut Kohl concedida al periódico alemán Bild Zeitung, así lo dijo “Europa es nuestro futuro, Europa es nuestro destino”.
Y esa idea la conocemos muy bien los historiadores desde el legado de la propia Historia. Basta recordar aquellas palabras de la Europa revolucionaria del siglo XIX, pronunciadas por Víctor Hugo en el Congreso de Paris de 1849 “Un día vendrá en que habrá los Estados Unidos de Europa” y años después en la inauguración de la exposición Universal de París en 1887 diría el mismo Víctor Hugo “un día vendrá en que habrá una nación extraordinaria que se llamará Europa en el siglo XX y en los siglos siguientes y aún transfigurada se llamará la Humanidad”.
No se puede cerrar los ojos al futuro, al futuro de la construcción de una Unión Europea políticamente fuerte. Volt nos ofrece de nuevo una visión de conjunto de Europa, que es la que los padres fundadores construyeron: la que construyó Jean Monnet en 1950, el llamado padre de Europa, cuando dijo “Los países de Europa son demasiado pequeños para asegurar a sus pueblos la prosperidad y los avances sociales indispensables. Esto supone que los Estados de Europa se agrupen en una Federación o “entidad europea” que los convierta en una unidad económica común.” Y más aún cuando dijo “Nosotros no coligamos Estados, nosotros unimos a las personas”. Este puede ser incluso nuestro lema y nuestro mensaje, “nosotros unimos a las personas”, un mensaje de esperanza, de coraje y de solidaridad.
Un mensaje para una Europa que no distingue lo que separa a los Estados de la Unión, sino lo que nos une a todos los europeos. Una Europa que cuida su gente, el empleo joven, el futuro de los niños, la seguridad de los trabajadores, la propia vida de los mayores, a quienes se debe nuestra prosperidad compartida. No hay más territorio que Europa, no hay distinciones entre los europeos. Solo así puede construirse una Europa en libertad, la libertad, la gran conquista de nuestro mundo contemporáneo. Robert Schuman lo recordará cuando dijo que, “la libertad asusta cuando se ha perdido la costumbre de utilizarla”.
Una Europa por último, comprometida con la Humanidad, reconociendo que Europa ha proporcionado a la humanidad su pleno florecimiento y que servir a la humanidad, como también decía Schuman es un “deber igual que el que nos dicta nuestra fidelidad a la nación. Así es como nos encaminaremos hacia la concepción de un mundo en el que se apreciarán cada vez más la visión y la búsqueda de los que une a las naciones, de lo que les es común, y en el que se conciliará lo que las distingue y las opone.”
Volt ya está aquí en Europa, con las mismas siglas, el mismo programa, el mismo partido paneuropeo. Volt va a estar en las elecciones al Parlamento Europeo y va a estar en todos los países de la Unión, con un compromiso para la cooperación y la creencia en un futuro compartido. Un futuro que ni siquiera alcanzamos a ver, pero del que conocemos certidumbres y riesgos. La certidumbre de una Europa que pierde población constantemente, solo basta recordar que en 1900 representaba el 25 % de la población mundial y a penas llega al 4 % de esta. De aquí a 2100 los 51 países de Europa perderemos 88 millones de habitantes, tendremos 646 millones mientras que África pasará de 1200 millones actuales a 4800 millones. En 2050 Habrá más de 9800 millones de personas en el planeta, con una esperanza de vida de 85 años. El Banco Mundial prevé que Siete de las diez mayores economías en el 2050 serán países emergentes con China y la India al frente.
¿Cómo es posible que conociendo estos escenarios nos encontremos todavía con un rebrote del nacionalismo y con una enorme desconfianza en el proyecto europeo? En estos momentos, ya son varios los países en donde la representación parlamentaria antieuropea supera el 35 % esto pasa en Hungría, Polonia, en Eslovaquia y en Italia y aun es más sangrante para el proyecto europeo lo que ha sucedido en el Reino Unido.
Volt acaba de nacer también como una respuesta destinada a renovar, reconstruir y reforzar un pacto generacional que nos llevó a construir un verdadero proyecto de Unión política y económica a todos los niveles, pero es también una respuesta a los enemigos de Europa de fuera y de dentro de nuestro Continente, a quienes no han querido la construcción de una Europa unida ni la construcción de una Europa supranacional ni la construcción de una Unión Económica y Monetaria, a los que han querido el fracaso del euro, y a los que han provocado los acontecimientos internacionales tan desgraciados que han motivado una verdadera marea humana, de migrantes, desplazados, refugiados, solicitantes de asilo, personas en gravísima condición de vulnerabilidad que no tuvieron otro camino, que las vías de desplazamiento irregular hacia los países de la Unión Europea.
Nada de esto ha sido casual y tampoco fue casual, por mucho que pareciera una sorpresa, el fenómeno del Brexit, financiado como ya sabemos por intereses espurios y apoyado en una campaña de desprestigio y falsedades. Pero no nos equivoquemos, los enemigos de la Unión Europea no son sino los enemigos de los valores de Europa, los enemigos de una Europa que asume en el presente siglo XXI en el primer lugar sus grandes principios y valores, esto es, la defensa de los derechos Humanos, el mantenimiento de la libertad y la búsqueda del progreso.
Volt solo quiere que asumamos nuestra conciencia de europeos, que salgamos de este letargo y lo hagamos como partido europeo, como una opción partidista de entre las muchas que puedan surgir, pero generalizada para toda Europa. Es el mismo mensaje, los mismos nombres, las mismas mujeres y hombres para toda Europa, un grupo de europeos de distintas procedencias para aportar nueva energía a la política y para mantener y seguir dando forma a la Europa que todos necesitamos.
Reconocemos que necesitamos extender este mensaje unitario, un mensaje europeo constituido como un mensaje universal. Un mensaje que queremos transmitir a través de los medios de comunicación, que respetamos enormemente y sobre los que asumimos la importancia y grandeza y la necesidad de proteger su independencia y su libertad. Decía Philip Graham, editor del Washington Post que “el periodismo es el primer borrador de la historia”. Desde Volt estamos obligados a generar opinión, a ofrecer una perspectiva global de los asuntos que constituyen realmente una amenaza para nuestra especie como son el cambio climático, la desprotección social, la falta de libertades o el rápido incremento de la desigualdad económica, que están facilitando el surgimiento de los populismos y las corrientes políticas más retrógradas que a pesar de su simplismo tratan de convencer a las masas.
Y termino con un brindis a la esperanza. Las oportunidades nunca vienen solas. Decía Marcel Proust que debíamos tratar de mantener siempre un trozo de cielo azul encima de nuestra cabeza. No debemos olvidar que la bandera de Europa es azul. Decía aquel gran líder europeísta Jacques Delors, para quienes nosotros pedimos que se le concediera el título de Ciudadano de Honor de Europa, la siguiente frase: “Me gusta decir que la construcción europea, con sus crisis y períodos de duda, no la podemos comparar con un largo río tranquilo. De hecho, su historia es la de una navegación a menudo difícil, con bonanza y con temporal, a través de las aguas combinadas de sus afluentes.”.
Nosotros decimos que Europa es un mundo de grandes ríos que son espejos de un gran pasado, pero que fluyen continuamente en la dignidad de sus cursos de agua, que van a los confines de la tierra, ríos junto a los que fluyen las vidas de las personas, de las generaciones enlazadas en una larga cadena, de las generaciones de europeos que vivieron en paz, pero que también vivieron las más crueles guerras.
Hemos ganado la Paz, aquella paz exigida por el documento fundacional de la Unión Europea, la Declaración de 9 de mayo de 1950. Ahora nos falta ahora ganar el futuro. Volt nace también para ganar nuestro futuro.