De un tiempo a esta parte están surgiendo movimientos políticos en el seno de la Unión Europea que aprovechan el populismo contra la inmigración en el sentido más trumpiano de la palabra. Lo hemos visto en diferentes partidos en otros países de la UE, y actualmente lo estamos viendo en España. Volt Europa no puede estar más en contra de estos movimientos y posturas. En estas líneas esperamos aportar nuestra visión de cómo resolver este asunto, el cual no es un problema solo de España, Francia, Italia o Grecia, sino que es un problema que va más allás de las fronteras nacionales y al que debe ofrecerse una solución conjunta desde la Unión Europea, las fronteras no son solo de los países miembros, sino que este asunto ocurre en las fronteras de la Unión.
Sobre las últimas noticias relativas a la inmigración recibida en la Unión Europea, y en concreto en España, queremos lanzar un mensaje tranquilizador: ni nuestras fronteras se están colapsando ni la inmigración supone un problema para nuestro estado de bienestar.
Si miramos los datos de entradas Totales de Extranjeros (azul) y de Africanos (naranja) a España 2008–2017:
Las comparativas son clarificadoras y desmontan discursos xenófobos como el ‘no podemos acoger a todos’. Ni se va acoger a todos ni se está acogiendo a todos.
Según el World Economic Forum en el año 2100 la ciudad más habitada del mundo será Lagos, capital de Nigeria, llegando a los 88,3 millones de personas. África llegará para el año 2050 a los 2.000 millones de habitantes. Volt Europa apuesta por políticas de integración europeas y sólidas y por mayores fondos para salvaguardar las fronteras de la Unión. Es necesario fomentar el desarrollo los países de origen y potenciar sus economías.
La existencia de fronteras incomoda nuestra conciencia, pero no podemos prescindir de las fronteras. La frontera es, paradógicamente, condición de posibilidad de ser refugio. No hay hospitalidad sin frontera. Por lo tanto, esta ni debe ser sellada ni abierta de par en par.
La inmigración no solo es necesaria, sino que sabemos que es buena. Al mismo tiempo deseamos que sea selectiva, a ser posible en origen.
No hay que militar en la identidad, una de las razones de la formación de la Unión Europea es la de no militar en el Estado-nación, sino hacerlo más allá, hacerlo en la ciudadanía, en la ciudadanía europea como paso previo a una ciudadanía mundial. Por ello a todos los que quieran acceder a la ciudadanía europea se les deben aplicar los mismos derechos y obligaciones, y bajo ningún pretexto permitir ataques a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad.
Como hemos dicho en relación con la marea de populismos y nacionalismos que están rebrotando a nivel mundial, nosotros nos posicionamos en frente. Entendemos el europeísmo como una superación nacional, y creemos que el problema de la inmigración se tiene que resolver aportando.
En cuanto a la inmigración recibida a través de las fronteras con Marruecos, cabe destacar que es un arma que utiliza nuestro país vecino como medida de presión. Existen numerosos puntos de conflicto entre la Unión Europea y Marruecos que van desde el cumplimiento de las resoluciones de la ONU referentes a la ocupación ilegal del Sahara Occidental, a los acuerdos de pesca entre UE-Marruecos o el flujo migratorio a través de las fronteras.
La solución que proponemos desde Volt Europa es que las fronteras de la Unión Europea — porque desde Schengen no son sólo de los países de miembros, sino de todos los países miembros — sean una competencia exclusiva de la Unión Europea que sea gestionada por Frontex (Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores) a la que debe aportarse un mayor presupuesto y un aumento considerable de personal, especialmente el destinado en las fronteras. Asimismo, es necesario aumentar y mejorar las vías legales en Europa para poder gestionar los flujos de refugiados y solicitantes de asilo. Esto incluye políticas que van más allá del Reglamento de Dublín actual y se centran en la reubicación.
La gestión de los flujos migratorios y las fronteras es un asunto complejo, y como con casi todas las cuestiones importantes, no existen soluciones fáciles. Pero deberíamos compartir un punto de partida: que las personas no estén atadas a un territorio es bueno para todos. Como resumen, necesitamos inmigración, pero de forma controlada y regular. El debate no debería ser inmigración sí o inmigración no, sino qué flujos queremos/podemos asumir. Medir sus costes, medir sus beneficios y fomentar la solidaridad con quienes tienen menos oportunidades.