Traducción de artículo original: Shocked by Brexit, we launched the first pan-European progressive movement.

La votación para abandonar la UE me hizo actuar. Ahora tenemos a Volt, un partido que ofrece un tipo diferente de política.

Antes del Brexit nunca pensé profundamente en Europa. Me beneficié de la Unión Europea, estudié sus deficiencias y logros, pero siempre me pareció un hecho. El 23 de junio de 2016 lo cambió todo. En la mañana de la votación británica para abandonar la UE llamé por teléfono a mi compañero Andrea Venzon y me sentí devastada. Crecí en Francia y estudié derecho en el Reino Unido. Andrea y yo siempre habíamos planeado mudarnos a Londres algún día. Tenía sentido: yo soy francesa y él italiano y nos conocimos allí. Representamos a la generación que ha podido estudiar en toda Europa como parte del programa Erasmus. De repente tuvimos que repensar todo. Tenía 22 años.

Durante esa llamada, Andrea dijo algo que me llamó la atención: “Dejemos de quejarnos y hagamos algo”. Ya que la mala política nos ha traído aquí, la buena política podría ser la respuesta. Tenía la idea correcta: iniciar un movimiento progresista y paneuropeo. Lo llamamos Volt: una palabra que se entiende más allá de las fronteras y que demuestra que queremos aportar nuevas energías a Europa.

Ese mes de septiembre, me mudé a Washington por trabajo y Andrea a Nueva York por sus estudios. Allí conoció a Damián Boeselager, un estudiante alemán. A través de intensas discusiones, Volt comenzó a tomar forma. Soñábamos con un movimiento fuerte en su democracia interna, en el que las opciones y las plataformas se desarrollaran en base a la evidencia, las mejores prácticas y siguiendo valores claros.

El Brexit fue sólo el comienzo de una tendencia en la política europea que me preocupaba: parecía contagiosa. Cuando empezamos a planificar Volt, los efectos del populismo en Europa se hicieron cada vez más visibles: La popularidad de Marine Le Pen estaba creciendo en Francia, su ascenso sólo fue contrarrestado por Emmanuel Macron, que también siguió tácticas populistas. Aunque los valores de Macron estaban sin duda más cerca de los míos, su movimiento, En Marche! estaba menos basado en ideas que en la personalidad de un líder. Todo esto coincidió con el desastroso referéndum italiano que rechazó los cambios constitucionales y otras tendencias negativas en todo el continente. Sentí que era urgente actuar. Estaba enfadada y entristecida porque este fuera el estado de mi país y de Europa.

Lanzamos Volt en Facebook el día que Gran Bretaña puso en marcha el artículo 50. No teníamos exactamente un plan bien pensado o una estrategia integral. Éramos un grupo de amigos con un sitio web. Así que fue una sorpresa ver cuánta gente se sintió atraída por nuestro proyecto. Sin nombres prominentes, sin dinero inicial (en su mayoría crowdfunding) y sin experiencia alguna en política, nos pusimos en marcha.

Hoy en día tenemos más de 15.000 activistas en todos los Estados miembros de la UE más Suiza y Albania, y hemos registrado nueve partidos políticos Volt (en Francia, Alemania, España, Italia, Países Bajos, Bélgica, Suecia, Dinamarca y Bulgaria). Los voluntarios de Volt provienen de todos los ámbitos sociales: un consultor de 22 años de Moldavia, que trabaja en Bucarest; un abogado austríaco de 40 años, que una vez sirvió en el parlamento; un ex reportero de 70 años de Alemania, que dirige una biblioteca en un pequeño pueblo. Entre los de la generación Erasmus, la mayoría ha tendido a mantenerse alejada de los partidos políticos en el pasado porque no tenían mucha esperanza en ellos. Se trata de personas que ahora se encuentran on-line o en persona y están listas para asumir responsabilidades. Con “reuniones”(meet-ups) y videoconferencias, trabajan juntos a través de las fronteras a diario.

Nuestras políticas y programas se crean primero a nivel paneuropeo y luego se adaptan al nivel nacional y local, de acuerdo con nuestras prioridades. Estos son: construir un Estado inteligente (los Estados deberían adoptar nuevas herramientas para ganarse la confianza a través de la rendición de cuentas y la transparencia); iniciar un renacimiento económico, dirigido a proporcionar niveles de vida decentes para todos; igualdad social, para garantizar la igualdad de derechos y oportunidades; lograr un equilibrio global, en el que Europa asuma responsabilidades internacionales; empoderar a los ciudadanos para que influyan en la política más allá de las elecciones; reformar Europa ofreciendo un camino claro hacia una UE federal.

Somos muy conscientes de que Europa es un mosaico político y cultural, por lo que nuestros miembros se reúnen para desarrollar y votar políticas que se basan en las mejores prácticas y en pruebas y valores fundamentados y basados en hechos, entre ellos los derechos humanos. Nuestra política de gobernanza electrónica, por ejemplo, considera que el modelo estonio es un buen ejemplo. Queremos hacer política de una manera diferente: fuera de casillas ideológicas o nacionales. Ahora estamos trabajando en lo que llamamos nuestra declaración de Amsterdam, una plataforma para las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de mayo.

Volt es la prueba de que se puede crear desde cero un movimiento paneuropeo joven y progresista. Dos años después de esa llamada telefónica que cambió mi vida, nuestra ambición es conseguir al menos 25 Parlamentarios Europeos de siete países de la UE para poder formar un grupo independiente en el Parlamento Europeo y lograr un verdadero cambio.

También nos estamos preparando para participar en elecciones municipales en varios países. Y estamos estableciendo nuestro cuartel general en Bruselas. Brexit, el populismo y la política tradicional anticuada han servido como una llamada de atención para miles de europeos que ahora quieren conservar lo que valoran y allanar el camino para el futuro de Europa. Los Derechos Humanos son mi pasión, un campo en el que he trabajado, y nunca pensé que haría otra cosa que defenderlos y promoverlos  — ahora también estoy tratando de hacerlo a través de Volt.

Por último, queremos ayudar a dar forma al futuro de Europa, ayudar a dar esperanza a los demás y ayudar a los jóvenes y a las comunidades a movilizarse en todo el continente. Queremos demostrar que existe otra forma de hacer política en Europa y que una nueva generación está dispuesta a asumir responsabilidades, no solo a disfrutar de lo que otros han conseguido o a sufrir las consecuencias de sus fracasos. Luchamos por una Europa en la que creemos. No esperamos que alguien más lo haga por nosotros.

Colombe Cahen-Salvador