La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan.
La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas. Europa no se construyó y hubo la guerra.
Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. La agrupación de las naciones europeas exige que la oposición secular entre todos los países de la Unión.
Al igual que hace más de 50 años el Gobierno francés propuso que se someta el conjunto de la producción franco-alemana de carbón y de acero a una Alta Autoridad común. Hoy, muchos ciudadanos europeos proponemos que ese primer paso de la CECA que ha evolucionado hasta la UE no se quede ahí.
La puesta en común de las producciones de carbón y de acero garantizó la creación de bases comunes de desarrollo económico, primera etapa de la federación europea, y cambió el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas.
Pero la creación de la federación europea está incompleta.
La solidaridad de producción puso de manifiesto que cualquier guerra entre Francia y Alemania no sólo impensable, sino materialmente imposible. La creación de esa potente unidad de producción, abierta a todos los países que deseen participar en ella, proporcionó los elementos fundamentales de la producción industrial en las mismas condiciones y sentó los cimientos reales de su unificación económica. Una unificación incompleta, ya que aunque tenemos una moneda común, es necesario una política económica común, una deuda común, y una sola voz de cara al exterior.
La unión se ofreció a todo el mundo sin distinción ni exclusión, ha contribuido al aumento del nivel de vida y al progreso de las obras de paz. Europa hoy, con mayores medios, tiene la obligación de proseguir la realización de una de sus tareas esenciales: la construcción de una Europa común de ciudadanos libres e iguales mientras que colabora en el desarrollo de los países que lo necesitan. Se consiguió la creación de una comunidad económica y se introdujo el fermento de una comunidad más amplia y más profunda entre países que durante tanto tiempo se habían enfrentado en divisiones sangrientas.
La cesión de soberanía por parte de los estados en un ente supranacional ha supuesto en el mayor éxito de paz de toda la Historia de Europa. Esto ha supuesto las primeras bases concretas de una federación europea indispensable para la preservación de la paz y la felicidad de los ciudadanos.
La UE es hoy en términos socioculturales solo tres patas: el programa Erasmus, los carteles de los fondos FEDER y las visitas guiadas al Europarlamento. Insuficiente para lograr una auténtica federación. Para proseguir la realización de tales objetivos, los ciudadanos estamos dispuestos a continuar el sueño europeo según las siguientes bases.
- Mejor juntos. Queremos construir una Unión verdaderamente democrática que esté a la altura de sus valores y principios. Creemos que una Unión Europea federal podrá realizar todo su potencial de prosperidad compartida, seguridad y libertad para todos los ciudadanos.
- Una Unión Europea de ciudadanos libres e iguales. Reformar la UE mediante la cesión de competencias de los Estados Miembros a la UE para que sea una unión federal donde todos los ciudadanos tengan los mismos derechos y obligaciones.
- El centro de la UE no son los Estados sino los ciudadanos, por ello debería haber un voto directo de los ciudadanos para que elijan la presidencia de la UE dentro de una circunscripción única europea.
- Creemos en todas las libertades que se han logrado hasta ahora en las sociedades europeas y que están arraigadas en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE. Sin embargo, algunos derechos civiles aún varían de estado miembro a estado miembro. Debemos garantizar que todos los ciudadanos disfruten del mismo nivel de libertad, ya sea que se trate de derechos civiles o de iniciar un negocio, sin importar en qué parte de nuestra Unión vivan.
- Debemos digitalizarcompletamente los servicios públicos para reducir las ineficiencias y la corrupción, garantizar la transparencia, la seguridad y hacer del estado un verdadero servidor de sus ciudadanos.
- Las economías europeas deben convertirse en el motor del progreso de la sociedad y permitir un estándar de vida decente para todos. Para lograr nuestra visión establecimos tres palancas clave: reconstruir áreas con problemas económicos, fomentar el liderazgo en innovación y presionar para que la UE se convierta en una ‘Unión Social’. Esto requiere conceptos y políticas innovadores para reducir la burocracia, fortalecer el mercado de trabajo, reactivar la innovación en nuestras economías, invertir en productividad, en comercios inteligentes y sostenibles, abordar el desempleo y crear un sistema social y fiscal europeo unificado.
- Los ciudadanos y residentes de la UE deben tener garantizados los mismos derechos y oportunidades, y los Derechos Humanos deben ser respetados y aplicados. Para garantizar eso, nuestro objetivo es introducir políticas que aborden todo tipo de desigualdades y discriminaciones, alivien la pobreza y brinden acceso a las necesidades básicas.
- Establecer un sistema de defensa común. En un entorno geopolítico desafiante, la cooperación de la UE en materia de seguridad y defensa externas debería fortalecerse. La futura política de defensa de la UE debería tener como objetivo proteger a la UE y sus ciudadanos mediante la construcción de un sistema de defensa común que trate eficazmente las amenazas externas. Combinar nuestros recursos financieros, humanos y de inteligencia será más eficiente y hará nuestras vidas más seguras.
Para alcanzar estos objetivos a partir de las condiciones tan dispares en que se encuentran actualmente los países adherentes, deberán aplicarse con carácter transitorio, sin demora, determinadas disposiciones que establezcan la aplicación de un plan de producción y de inversiones, la creación de mecanismos de unificación real y efectiva.
La organización proyectada por la CECA garantizó la fusión de los mercados y la expansión de la producción. Hoy tenemos el espacio Schengen para la libertad de movimientos de ciudadanos y personas. Pero aún quedan por armonizar temas de materia fiscal, pago de impuestos y leyes.
Los principios y compromisos esenciales anteriormente expuestos habría que llevarlos al Parlamento Europeo, para que podamos votar de una vez un presidente de la Unión Europea que pueda ejercer la labor ejecutiva. Las negociaciones indispensables para precisar las normas de aplicación se llevarán a cabo con ayuda del Parlamento Europeo, cuya misión consistirá en velar por que los acuerdos se ajusten a los principios y, en caso de desacuerdo insalvable, decidirá la solución que deba adoptarse.
El Parlamento y el método de elección debe avanzar hacia las listas trasnacionales, una persona un voto y una sola circunscripción en toda la UE. De forma que ejerza como poder legislativo el PE y que los ciudadanos puedan votar directamente un presidente. Las decisiones del presidente de la Unión Europea y su equipo ejecutivo serán ejecutivas en Alemania, Francia, Italia, España y en todos los países adherentes. Se adoptarán las disposiciones adecuadas para garantizar las vías de recurso necesarias contra las decisiones de un poder ejecutivo europeo.
Para que la UE funcione como institución supranacional deben existir instituciones nacionales. Hoy, como siempre a lo largo de la historia, resurgen populistas y nacionalistas, y Europa — y el mundo — en una sociedad donde cada vez tiene menos sentido la lucha de clases o la definición obsoleta de políticas mal llamadas de izquierdas o de derechas, se debate entre los que trabajan por una sociedad abierta frente a los que pretenden que los países vuelvan a encerrarse en sí mismos. Un error que ya hemos cometido demasiadas veces y que muchos no podemos permitirnos el volver a repetir. Un camino que ni los partidos políticos estatales ni los gobiernos de los Estados miembros quieren recorrer, ya que implica su pérdida de poder.
Mitterrand pronunció la frase “le nationalisme, c’est la guerre”, Hallstein desde el primer momento aclaró que el principal objetivo del proyecto europeo era “la superación de las naciones”. La verdad era y es que la Unión Europea nace para ‘garantizar la paz durarera a través de la superación de las naciones y de la creación de una Europa posnacional’. Al igual que en 1850 Víctor Hugo señaló que la construcción nacional francesa no era más que una etapa histórica : “Igual que Normandía, Bretaña, Borgoña y Alsacia, todas nuestras provincias, quedaron absorbidas en Francia, sin por ello renunciar a sus diversas ventajas y cualidades únicas”. La construcción supranacional europea no es más que otra etapa histórica. Soberanías compartidas, construcción europea, Estado de Derecho. Ese es el camino.